La trabeculectomía es una técnica quirúrgica para personas con glaucoma.

Siendo el ladrón silencioso de la vista, el glaucoma viene afectando a más de 76 millones de personas y se proyecta que esta cifra se pueda duplicar en cantidad para el 2040, según el Atlas Mundial de Glaucoma de la Asociación Mundial de Glaucoma. Si bien el tratamiento inicial suele ser farmacológico, en muchos casos, cuando la presión intraocular (PIO) no se controla adecuadamente o la enfermedad progresa a pesar de la medicación, la trabeculectomía emerge como una intervención quirúrgica fundamental.

¿Cómo funciona la trabeculectomía?

La trabeculectomía es un procedimiento microquirúrgico que implica la creación de una pequeña abertura en la esclera (la parte blanca del ojo) y la conjuntiva (la membrana transparente que recubre la esclera). Esta abertura permite que el humor acuoso se filtre desde el interior del ojo hacia un espacio debajo de la conjuntiva, formando una pequeña burbuja conocida como ampolla de filtración. Es en esta ampolla donde el líquido es absorbido por los vasos sanguíneos circundantes, logrando así la disminución de la presión intraocular.

El lente artificial que se implanta en el ojo para reemplazar el cristalino natural.
El lente artificial que se implanta en el ojo para reemplazar el cristalino natural.

¿Quién es candidato para una trabeculectomía y qué esperar?

La decisión de someterse a una trabeculectomía no se toma a la ligera. Generalmente, se considera esta opción cuando el glaucoma no se controla adecuadamente con medicamentos o tratamientos láser, cuando la enfermedad progresa rápidamente, o cuando la PIO es peligrosamente alta. Los candidatos incluyen a pacientes con glaucoma de ángulo abierto, glaucoma de ángulo cerrado, glaucoma neovascular y otros tipos de glaucoma refractarios al tratamiento conservador.

Antes de la cirugía, se realizan una serie de exámenes para evaluar la salud ocular general y el estado del nervio óptico. La cirugía se realiza generalmente bajo anestesia local con sedación, y el paciente suele regresar a casa el mismo día.

Después de la cirugía, es normal experimentar visión borrosa, irritación ocular y sensibilidad a la luz. Se prescriben gotas oftálmicas antiinflamatorias y antibióticas para prevenir infecciones y reducir la inflamación.

Diferencias de un paciente con glaucoma y cataratas.
El glaucoma y las cataratas son entidades clínicas distintas, con mecanismos fisiopatológicos y tratamientos específicos. (Foto: Gemini AI)

Las visitas de seguimiento postoperatorio son cruciales para monitorear la PIO, evaluar la ampolla de filtración y ajustar la medicación si es necesario. La recuperación completa de la visión puede tomar varias semanas, e incluso meses.

Cabe señalar que la tasa de éxito general en la reducción de la PIO a niveles seguros es alta, y muchos pacientes experimentan una mejora significativa en la calidad de vida al detener la progresión de la enfermedad.

El impacto de la trabeculectomía en la calidad de vida y perspectivas futuras

La trabeculectomía no solo busca reducir la PIO, sino también mejorar la calidad de vida del paciente al prevenir la pérdida de visión irreversible. Un estudio de British Journal of Ophthalmology en 2020 encontró que, si bien la cirugía puede generar ansiedad inicial, muchos pacientes reportan una mejora en su bienestar general una vez que la presión intraocular está controlada y el riesgo de progresión del glaucoma disminuye. Esto se traduce en mayor independencia y la capacidad de seguir disfrutando de sus actividades diarias.

A pesar de los avances en técnicas y equipos quirúrgicos, la trabeculectomía sigue siendo una herramienta invaluable, especialmente en casos de glaucoma avanzado o cuando otras opciones no han sido efectivas. La elección del procedimiento más adecuado siempre dependerá de las características individuales de cada paciente y de la evaluación experta del oftalmólogo.

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