Las cataratas son una de las principales causas de ceguera reversible en el mundo, afectando a millones de personas, especialmente a medida que envejecen. La idea de prevenir su aparición con algo tan simple como ejercicios oculares es atractiva, pero ¿qué dice la ciencia al respecto? En este artículo, desglosaremos la evidencia disponible para determinar si los ejercicios para los ojos son realmente útiles en la prevención de las cataratas.
La anatomía de la catarata: ¿qué la causa y cómo se forma?
Antes de evaluar la eficacia de los ejercicios oculares, es fundamental comprender qué son las cataratas y cómo se desarrollan. Este diagnóstico es la opacificación del cristalino, la lente natural del ojo que se encuentra detrás del iris y la pupila. Esta lente, normalmente transparente, se encarga de enfocar la luz en la retina, permitiéndonos ver con claridad. Cuando el cristalino se vuelve opaco, la visión se vuelve borrosa, nublada o menos colorida.
La causa principal de las cataratas es el envejecimiento. Con el tiempo, las proteínas dentro del cristalino pueden comenzar a agruparse, formando acumulaciones que lo enturbian. Otros factores de riesgo incluyen:
- Diabetes: Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar cataratas a una edad más temprana. La American Academy of Ophthalmology señala que los niveles altos de azúcar en la sangre pueden provocar cambios en el cristalino, acelerando su opacificación.
- Exposición prolongada a la luz ultravioleta (UV): La radiación UV del sol puede dañar las proteínas del cristalino. Es por eso que se recomienda el uso de gafas de sol que bloqueen el 100% de los rayos UVA y UVB.
- Tabaquismo: Fumar duplica el riesgo de desarrollar cataratas y puede aumentar la gravedad de las mismas. Las sustancias químicas nocivas en el humo del cigarrillo pueden oxidar las proteínas del cristalino.
- Lesiones oculares o cirugías previas: Un trauma en el ojo o cirugías oculares previas pueden aumentar el riesgo de cataratas.
- Uso prolongado de ciertos medicamentos: Algunos fármacos, como los corticosteroides, pueden contribuir a la formación de cataratas.
Comprender estos factores de riesgo es crucial, ya que nos permite enfocar las estrategias de prevención en áreas donde hay evidencia científica sólida.

Ejercicios oculares: ¿mito o realidad para la prevención de cataratas?
La creencia de que los ejercicios oculares pueden prevenir o revertir las cataratas es un tema recurrente en internet y en la sabiduría popular. Sin embargo, la comunidad científica y oftalmológica es unánime: no existe evidencia científica que respalde la idea de que los ejercicios oculares puedan prevenir, detener o revertir la formación de cataratas.
El cristalino del ojo, a diferencia de los músculos que controlan el movimiento ocular, no es un músculo. Es una estructura compuesta principalmente por proteínas. La opacificación del cristalino se debe a cambios bioquímicos y estructurales en estas proteínas, no a una falta de «ejercicio» o «entrenamiento».
Los ejercicios oculares están diseñados para fortalecer los músculos extrínsecos del ojo (los que permiten mover el ojo en diferentes direcciones) o para mejorar la flexibilidad de la acomodación (el enfoque a diferentes distancias). Si bien pueden ser útiles para afecciones como la fatiga visual o ciertos problemas de convergencia, no tienen ningún efecto sobre la composición o la transparencia del cristalino.
La American Academy of Ophthalmology (AAO) y el National Eye Institute (NEI) de Estados Unidos, dos de las instituciones de salud ocular más respetadas a nivel mundial, no mencionan los ejercicios oculares como una estrategia para prevenir cataratas en sus guías o recomendaciones. Su enfoque principal está en la protección contra los factores de riesgo modificables.

¿Cuál es la mejor prevención de cataratas? Estrategias basadas en la evidencia
Dado que los ejercicios oculares no son la respuesta, ¿qué podemos hacer para reducir el riesgo de desarrollar cataratas? Afortunadamente, hay estrategias basadas en la evidencia que pueden ayudar:
- Proteger los ojos de la luz UV: Usar gafas de sol que bloqueen el 100% de los rayos UVA y UVB es una de las medidas preventivas más importantes. Esto reduce el daño oxidativo al cristalino.
- Dejar de fumar: Abandonar el hábito de fumar es beneficioso para la salud ocular y general. Como se mencionó, el tabaquismo es un factor de riesgo significativo para las cataratas.
- Controlar las enfermedades crónicas: Si tienes diabetes, mantener tus niveles de azúcar en la sangre bajo control es crucial. Un buen manejo de la diabetes puede retrasar la aparición y progresión de las cataratas.
- Mantener una dieta saludable: Aunque no hay un alimento «milagroso» para las cataratas, una dieta rica en frutas, verduras y antioxidantes puede contribuir a la salud ocular general. Algunos estudios sugieren que una ingesta adecuada de vitaminas C y E puede tener un efecto protector.
- Reducir el consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol se ha asociado con un mayor riesgo de cataratas.
- Exámenes oculares regulares: Visitar a un oftalmólogo regularmente es vital para detectar cataratas en sus etapas iniciales y monitorear su progresión. Si las cataratas se desarrollan y comienzan a afectar significativamente la visión, la cirugía es el único tratamiento efectivo.

La cirugía de cataratas, el tratamiento definitivo
Cuando las cataratas afectan la calidad de vida y limitan las actividades diarias, la única solución efectiva es la cirugía de cataratas. Este procedimiento, que es uno de los más seguros y comunes realizados en todo el mundo, implica la extracción del cristalino opaco y su reemplazo por una lente intraocular artificial (LIO) transparente. La cirugía tiene una tasa de éxito muy alta, restaurando la visión en la gran mayoría de los pacientes.
Según la World Health Organization (WHO), las cataratas no tratadas son la principal causa de ceguera y discapacidad visual moderada a grave a nivel mundial, lo que subraya la importancia de la detección temprana y el acceso a la cirugía cuando sea necesario.